Al igual que en otras ocasiones, la última premisa de creación del taller Nothing Happens in this film era sencilla pero contundente: "inicio de película". La propuesta pedía que contáramos el inicio de una historia y que, al terminar, el espectador se quedase con ganas de saber más.
Debido al tiempo impuesto por el propio taller, era necesario tener muy en cuenta los recursos con los que podía contar para desarrollar esta pieza en tan solo siete días, antes incluso de lanzarme a escribir la historia.
Al ser la última pieza de esta serie de ocho sesiones, me apetecía mucho trabajar con algún actor o actriz. Sin embargo, Katharina Gerlich, la única actriz que conocía y que me aprecia lo suficiente como para dejarse enredar con tan poca antelación, también estaba a 2500 kilómetros de distancia (sin contar, por supuesto, con lo de estar en mitad de una pandemia). Así es que si quería trabajar con ella, tendría que ser en remoto y sólo mediante voice over. Ya tenía resuelta la mitad del personaje.
¿Y si no se viera hablar al personaje? Eso simplificaría todo el asunto. Pero ¿qué tipo de historia puedo construir con un personaje al que se le oye pero no se le ve? ¿y si el personaje estuviera encerrado en algún lugar? Por ejemplo ¿un cuadro?.
De todos los cuadros de mi casa, me decidí por el que presenta una calle real tal y como estaba hace varios años. Una sencilla calle de pueblo, con sus escaleras, sus macetas de flores, y sus casas donde vivía gente. Desde pequeña, cada vez que observo un cuadro, siempre tengo la sensación de que en algún momento va a cobrar vida. Y gracias a esto fue como llegué al personaje principal y la historia para el último reto del taller.
A Marianne le encanta charlar con los visitantes del museo, aunque no comparte el entusiasmo de Félix el guia por las leyendas sobre las obras de arte.
A partir de aquí ya solo tuve que ser realista con los medios y el tiempo de los que disponía. Por ejemplo, como sabía que quería lograr que se viera a la protagonista moverse dentro del cuadro, planifiqué tiempo extra para jugar con efectos visuales.
Esbocé rápidamente un guión, mitad en español y mitad en inglés, y se lo envié a Katharina para trabajar juntas el personaje. Fue un proceso muy bonito el hablar con ella sobre la protagonista, el porqué estaba encerrada en el cuadro y trabajar su personalidad. Hicimos una lectura del texto para comprobar el ritmo y las expresiones en inglés, y Katharina me envió un par de grabaciones del voice over hechas con su móvil.
Llegó el día de rodaje, puse el salón de mi casa patas arriba para colocar el cuadro en una esquina que pudiera recordar a un museo, y utilicé a mi hermana como modelo para todos los personajes que aparecían en pantalla.
Como recurso visual para la leyenda que cuenta Marianne, utilicé clips de la primera adaptación a cine de Robin Hood, que está disponible en dominio público en Archive.org. El efecto del personaje a través de la ventana lo logré mediante capas de video, máscaras y filtros de color. Y respecto al sonido, por supuesto, todo es falso y construido desde cero con audios de Freesound.org y la librería musical de youtube. La voz del personaje ya estaba hecha mediante voice over, por lo tanto no necesité rodar con sonido los planos del "museo" y del cuadro.
Y así fue como, en una semana, realicé "La calle de las escaleras".
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